sábado, 20 de julio de 2019

EL CONFLICTO

¿Cuál es el conflicto?:

Instrucciones para escribir cuentos o novelas

[Cómo escribir cuentos o novelas]

Luis López Nieves

Sin conflicto no hay cuento ni novela.
Para que un texto pueda llamarse “cuento” o “novela” debe tener un conflicto. El texto puede ser una narración hermosa, espectacular, única… y mucho más. Pero no es un cuento ni una novela si no tiene conflicto.
Veamos un fragmento de la novela La regenta, de Clarín:
La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles…
En este largo fragmento se describe una ciudad. Punto. No hay conflicto de ningún tipo. De esta misma manera el autor puede continuar durante cinco, cincuenta, cien o mil páginas. Mientras solo describa a la ciudad, a los personajes, al paisaje, etc., el texto podrá llamarse “estampa”, “memoria”, “impresión”, “anécdota”, “leyenda”, “mito”, “biografía”, “crónica”. “epístola”, “poema en prosa” o cualquier otra cosa, pero no será cuento ni novela.
Podemos hablar, por ejemplo, de “estampas” campesinas, urbanas, rurales, industriales, etc. Una estampa campesina puede consistir de veinte páginas que describen la vida en el campo. Se explica cómo son las casas, las camas, la comida, la rutina de trabajo, etc. Pero no hay más. No hay un conflicto central. La estampa es un retrato que no tiene el objetivo de crear un cuento o una novela.
Un conflicto puede ser épico. Puede involucrar a varios países o al mundo entero. Puede conllevar la transformación o muerte de muchos millones de seres humanos. Un ejemplo sería una novela sobre la invasión de Rusia por parte de Alemania con 4.5 millones de soldados, y la muerte de 26 millones de rusos como resultado de la invasión.
O el conflicto puede ser mucho menor, bastante cotidiano, como el hecho de que a un niño se le pierda su juguete favorito o que una mujer tenga una piedra en su zapato.
Al fragmento de Clarín, usado arriba, se le podría hacer un cambio menor para convertirlo en el comienzo de una novela o cuento. Veamos:
La heroica ciudad dormía la siesta, sin que ninguno de sus vecinos se hubiera percatado del fuego que comenzó en la sacristía y ya se extendía hasta los bancos de madera de la iglesia, chamuscaba la puerta principal y reptaba hasta los establos abarrotados de paja y heno. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo… 
Al añadirle un conflicto al texto inicial de Clarín, ya lo hemos convertido en el comienzo de un cuento o de una novela porque ya hay un conflicto: la ciudad podría quemarse.
Veamos otro ejemplo. Coloco aquí un resumen:
Papá compró un carro nuevo. Invitó a toda la familia a visitar el campo. Salieron papá, mamá y las dos hijas adolescentes. Por el camino vieron montañas muy bonitas. Planicies muy bonitas. Llegaron a una finca en el campo. Vacas, bueyes, cerdos, gallinas. Allí estaban los miembros de la familia. Abuela, abuelo, tíos, tías, primos, primas, etc. Eran unas 30 personas. Cocinaron un lechón a la vara. Comieron comida típica. Tomaron ron y cerveza y jugos diversos. Jugaron dominó. Oh, la pasaron muy bien. Fue un día bonito. Toda la familia muy contenta. Al atardecer, papá, mamá y las dos muchachas regresaron a la capital. Fue un viaje largo y agotador, pero llegaron felices a la casa. Habían disfrutado de un hermoso domingo familiar.
Lo resumido en este ejemplo es una trama, pero no de un cuento. ¿Por qué no es cuento? Porque no hay conflicto. Puede ser una estampa campesina, una crónica, parte de unas memorias o de una biografía, una anécdota, pero no es un cuento.
Hagamos un cambio pequeño. Digamos que, al rato de llegar a la finca, una de las hijas de papá le pide a una prima de la misma edad que se vayan a hablar debajo de un árbol que queda retirado de la fiesta. Allá le dice, en secreto y bastante preocupada, que está embarazada. Hablan un poco más. Luego vuelven a la fiesta. Todo lo demás podrá continuar igual, pero ya tenemos el comienzo de un cuento. Hay un conflicto. Y, claro, según se desarrolle el resto del texto, sabremos al fin si esa confesión era el conflicto principal del cuento o si se quedará en la mera anécdota.
En resumen: un texto que pretenda ser “cuento” o “novela”, pero que no tenga conflicto, es un texto defectuoso.
Por último, como ya he dicho antes en estas notas, los autores siempre buscan retos. La regla del conflicto está escrita en piedra y es irrompible. Pero, en el caso de buenos escritores que saben lo que hacen, hay cuentos que pueden dar la impresión de no tener conflicto. Pero no es cierto. Son conflictos muy sutiles, pero existen.
FIN

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