Prosa y verso
Fabián Coelho
Licenciado en Letras
Licenciado en Letras
La prosa y el verso son
dos formas de expresión escrita que se diferencian, fundamentalmente, en que el
verso se sujeta al conjunto de reglas de la métrica, mientras que la prosa no.
En este sentido, la
prosa es un estilo de expresión más libre, que escribimos sin ceñirnos a los
lineamientos de la escritura en verso, como la métrica, la rima o la cadencia.
En la prosa, las frases no tienen por qué rimar. Es un género discursivo propio
de la narración, el ensayo, el artículo académico o periodístico, etc.
Un ejemplo de texto en
prosa:
Vine a Comala porque me dijeron que acá
vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que
vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo
haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo.
Juan Rulfo, Pedro Páramo
El verso,
en cambio, propio de las composiciones poéticas, se sujeta a un conjunto de
reglas donde la sonoridad de las palabras y el ritmo de las frases son
fundamentales.
En la escritura en
verso, por lo tanto, el autor se sirve de determinadas estructuras rítmicas,
como la medida, la rima o las pausas.
Además, existe
multitud de tipos de verso dependiendo del tipo de composición poética que se
realice: puede ser rimado, cuando hay rima consonante; suelto,
cuando no rima, o blanco, cuando carece de rima pero no de medida.
También se clasifica
los versos según la cantidad de sílabas que contengan: de arte menor,
entre dos y ocho sílabas, y de arte mayor, a partir de las nueve
sílabas.
Hoy en día también hay
el verso libre, que es aquel cuya composición es independiente de
las reglas de la métrica, aunque se ciñe a otras formas, más leves y discretas,
de sonoridad.
Un ejemplo de texto en
verso:
La princesa está triste... ¿Qué tendrá
la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
Rubén Darío, Sonatina
No hay comentarios:
Publicar un comentario