viernes, 9 de noviembre de 2018

ENSAYO II

Metodología de la Investigación literaria

ORDENAR LAS IDEAS
 
Una vez que haya pensado , identificado, relacionado y después de haber listado las ideas en  papel, debe proceder a ordenarlas u organizarlas, formando un esqueleto o sinopsis útil, a partir de la cual empiece a escribir. Se entiende por ordenar, agrupar las ideas y luego separar las principales de las secundarias.

Una técnica que le será de mucha utilidad, será el leer todos los títulos y subtítulos del tema tratado, así podrá conocer el contenido general del  tema. El siguiente paso es dar un vistazo rápido al contenido de cada título y subtítulo, subrayando la idea principal de cada uno de ellos , posteriormente enlístelas según el orden de aparición que presentaron en el  tema y recuerde que de una idea general  se desprenden las ideas primarias y las ideas secundarias. Procediendo así no tendrá mayores problemas en el ordenamiento de las ideas.
 
4- Redactar el primer borrador.
Son pocos los que pueden realizar una única redacción.  Generalmente se requieren varios borradores para poder presentar un trabajo final. En los sistemas de enseñanza autodidacta se  dispone de tiempo (se supone que ha de disponer de el )  para redactar un primero, un segundo, un tercero y hasta un cuarto escrito si es preciso.

Es mejor dejar un amplio espacio para las revisiones, cuando se está escribiendo directamente a partir de las ideas ordenadas. Si está escribiendo a mano, deje amplios márgenes y escriba líneas sí, líneas no; si lo hace a máquina, deje también amplios márgenes y escriba a doble  o a tres espacios. Así se deja lugar para las correcciones, sin que luego se amontonen las añadiduras.

Una vez puestas sus ideas en oraciones y párrafos, probablemente necesitará reorganizarlas; es perfectamente natural. Se tratará, sin duda, de una organización que se acomode al flujo y al movimiento del artículo a medida que va tomando forma. Aquí no podemos decir todo lo que es preciso llevar a cabo para escribir un artículo o ensayo. Para esto puede acudir a algún curso o seminario de redacción o composición. Allí se les darán  orientaciones más precisas. Si embargo, le podemos dar algunas guías para escribir el primer borrador. Al desarrollar su primer borrador trabaje a partir de los conocimientos que posee y de las notas que ha tomado, sin limitarse por ellas. Analice y asimile el material de que dispone para poder determinar su alcance . Luego decida el enfoque que va a dar al tema y la forma en la que lo va a estructurar. La estructura de los ensayos será generalmente la misma, pero el estilo y las conclusiones siempre serán distintas y propias de  cada estudiante.

Comience a escribir pero sin dejarse limitar . Las mejores ideas pueden surgir en el momento mismo de escribir. No conviene ser demasiado crítico ni perderse en detalles. Las menudencias no deben impedir el progreso en este momento. Recordemos que el borrador refleja sólo la primera intención y que su finalidad es permitirnos hacer adiciones, supresiones o enmiendas.

Es recomendable tratar de expresar las ideas, conclusiones y opiniones personales   de la manera más clara, simple y directa posible, huyendo de los adornos . Si el escrito no está claro, quizá haya que preocuparse más de las ideas propiamente dichas de la habilidad para expresarlas. Cuando se encuentran dificultades para expresar sus conclusiones , conviene expresar ésta de la manera más simple.
 
Algunas herramientas que se pueden utilizar al momento de redactar borradores.
Al momento de estar escribiendo su borrador puede valerse de las siguientes herramientas para lograr mejores resultados en sus evaluaciones:

1.      La exposición y persuasión.
2.      La retórica como arte de la persuasión.
3.      La argumentación polémica .
4.      Los pros y las contras .

La exposición.
Si la narración es el relato de acontecimientos ordenados en el tiempo, y la descripción es la representación de caracteres y circunstancias ordenados en el espacio, la exposición es la explicación de la circunstancias que ocurren en un objeto o en la interpretación de un hecho. Exponer es declarar, poner de manifiesto, explicar algo o hablar de ello, interpretar su sentido.

El tema expositivo o explicativo es un tipo de composición muy usado por el estudiante, quien ha de usarlo en pruebas, exámenes, ensayos y temas monográficos escolares. La forma literaria expositiva es igualmente apropiada para otros géneros densos en ideas como son la didáctica, que requiere explicaciones meticulosas, claras y sencillas; la conferencia, el comentario, el editorial, la crítica, la reseña, la colaboración periodística, el artículo, el ensayo, el informe, el acta, la presentación de trabajos de investigación científica, y otros. Adelantamos ya como característica básica del ensayo la simplicidad extrema, que conlleva ir paso a paso en la explicación de un proceso, y la claridad. Ésta atañe tanto a la forma expresiva como a las propias ideas. Si  no logra ver claro el tema o lo concibe confusamente, la manifestación de la palabra será forzosamente oscura. Todo trabajo de tono expositivo requiere un tema sobre el cual hablar y algo qué decir sobre él. En su elaboración se pueden distinguir tres etapas:

1.      Formulación de las  ideas .
2.      Preparación de un borrador.
3.      Redacción final.

Exposición y persuasión.
Ante las diversas posturas retóricas que pueden adoptarse al escribir, nos interesa destacar aquí las diferencias entre la expositiva y la persuasiva. Por postura entendemos la actitud de quien escribe ante los lectores y ante el tema.
 
Los componentes de la postura expositiva o explicativa son dos:

Ø      Tema no debatible o no considerado como tal por los lectores.
Ø      Autor: se propone explicar o informar a los lectores sin intentar cambiar su modo de pensar o actuar.

La postura persuasiva tiene también dos componentes:

Ø      Tema o asunto que no puede  resolverse  enteramente con base en pruebas científicas o empíricas.
Ø      Autor: comprometido con una afirmación  o aseveración  determinada  sobre el tema.
Ø      En la persuasión se piensa en el lector o los lectores como personas a quienes hay que convencer de que es verdad lo que se dice. En la exposición, quien escribe considera al lector o los lectores como individuos interesados en saber lo que él tiene que decir sobre el tema. El más serio error es comenzar a escribir sin adoptar posición alguna. Con ello se pone de manifiesto falta de interés sobre el tema. La postura persuasiva implica una tesis que da vida al tema, al convertirlo en argumentación. La exposición puede carecer de una tesis, pero siempre contará con un propósito, una idea clave o dominante.



No hay comentarios:

Publicar un comentario