5 buenas razones para escribir relatos
DOCUMENTOS DE TECNICAS NARRATIVAS DE LA ESCUELA DE
ESCRITURA CREATIVA ONISS-MINISTERIO DE EDUCACION-2018
Escribir relatos forma parte de la hoja
de ruta para convertirte en escritor.
Con frecuencia me preguntan qué se tiene que hacer para aprender a escribir y
siempre respondo que escribir mucho y leer más.
Deberías empezar escribiendo relatos y
cuentos de una extensión razonable. Por razonable me refiero a que lo puedas
escribir de una sentada.
Lo ideal es escribir cada día, solo así
tendrás agilidad y práctica suficiente. Para convertirte algún día en escritor
es necesario escribir de forma habitual. A muchos les da pereza empezar. Se ponen excusas para no escribir, pero la realidad es que si no escriben no van a ser escritores.
Razones para empezar escribiendo relatos o
cuentos cortos
Te permiten experimentar
Para aprender a hacer cualquier cosa hay
que practicar.
Por ejemplo, para usar los distintos
narradores tienes que practicar con ellos. A mí me parece una práctica
excelente escribir el mismo relato usando distintos narradores y fijándote en los
cambios que son necesarios en las escenas para poder adaptar el narrador; o el
punto de vista.
También te permite experimentar con las
descripciones, el ritmo, tu estilo…
Por supuesto, escribir relatos cortos te
permite experimentar con distintos géneros.
Escribir relatos es un
banco de pruebas ideal para aprender muchas de las habilidades que necesitarás
para escribir una novela.
Son fáciles de terminar
Acabar algo es un gran
motivador. Te sirve para tener mejor energía
y más fuerza, para sentir que lo has conseguido y continuar con más ganas.
Una novela cuesta mucho más de terminar
así que imagina cuantos relatos podrías haber escrito en el tiempo que escribes
una novela. Si estás al principio de tu camino en la escritura, necesitas
alimentar esta motivación. Alcanzar objetivos es mucho más fácil con relatos
que con una novela. Cada uno es una victoria.
Escribir relatos
cortos te permite adquirir el hábito de la escritura. Psicológicamente no da el mismo respeto enfrentarse a
escribir 3000 palabras que a 80.000.
Un relato al día es un objetivo asumible
Ponerse el reto de escribir un relato al
día es más fácil de cumplir que escribir una novela. Porque cada día empiezas y
terminas.
Mientras que para escribir una novela
ves 200 horas de trabajo, para escribir un relato ves una hora. Es más fácil
vencer a la pereza o los miedos “si solo es una hora” (porque además terminarás
ese mismo día y tendrás recompensa), que enfrentarte al abismo de “vamos a
escribir durante un año cada día a ver si acabo la novela”.
Una vez consigues escribir a diario, y
ya tienes el hábito adquirido, es mucho más fácil enfrentarse al trabajo por un
año, porque ya sabes que es posible.
Si lo que te ocurre es
que tienes miedo de no tener temas para escribir relatos haz una lluvia de ideas y ten una lista siempre preparada.
Poco a poco, puedes saltar de los
cuentos cortos a los relatos más largos o a las noveletas o novelas cortas (que
solo tienen una trama).
Te permite aprender (antes) de tus errores
Si cada día escribes un relato, puedes aprender algo cada día. Y aplicarlo al día siguiente.
Aunque mientras escribes una novela
aprendes mucho del proceso, hay errores que no los detectas hasta que la
terminas, que es cuando tienes una vista completa, panorámica. El relato,
también te permitirá la vista panorámica, comparar estilos y aprender de tus
errores en cada sesión de escritura.
La cantidad que produzcas será mucho más
grande, por lo que tendrás más oportunidades de
practicar lo que no se te da bien o lo que tienes que mejorar.
Te obliga a ser selectivo
El relato es corto. Y si te propones
escribir relatos con una extensión determinada, deberás
ser muy selectivo y elegir los aspectos más representativos de la historia.
Elegirás las escenas más interesantes, pulirás los diálogos para que no sean
demasiado largos. Seleccionarás bien las palabras que usas porque buscarás la
más precisa…
Técnicas que el relato te permite
practicar
Está claro que el relato no es una
novela y que, por ejemplo, no podrás desarrollar tanto los personajes o mezclar
tramas, pero es un buen punto de partida para practicar:
Descripciones
En un relato, ya lo he comentado antes,
tienes que ser capaz de seleccionar. No solo lo que cuentas sino cómo lo
cuentas. Buscarás la forma más eficaz de realizar descripciones, porque en los relatos tendemos a la economía de palabras. Y
es un buen ejercicio que te impongas un límite de extensión para obligarte a
ser selectivo para hacer las descripciones.
Diálogos
Deberás proporcionar la extensión del
diálogo en el relato. Tendrás que seleccionar qué diálogos muestras y cuáles
no, cómo se expresan los personajes para hacerlo breve y efectivo y qué parte
del diálogo no vas a usar porque no aporta nada al relato.
En resumen, los diálogos tienen que estar absolutamente bien medidos en los
relatos.
Causa efecto
En un relato, un argumento, un cuento,
una novela… en cualquier historia que explicas tiene que haber una relación de causa efecto para que los eventos se encadenen y
conduzcan hasta el final.
Todo ocurre por alguna razón (causa).
Todo lo que pasa tiene consecuencias
(efecto).
Al no haber tramas mezcladas, ni
conflictos secundarios, el relato permite trabajar la
relación causa efecto de una forma más sencilla y directa.
Estructura
Aunque las novelas son mucho más
complejas estructuralmente y te permiten usar muchas más herramientas
narrativas, con los relatos puedes practicar técnicas narrativas y estructura.
Empezar en pequeño te prepara para
después dar el salto a algo más grande.
Es habitual que los relatos sean
cronológicos y se expliquen por la relación causa efecto que comentaba en el
punto anterior.
El relato es ideal para que aprendas a
introducir la historia, a desarrollarla y, por último a cerrarla.
Cuando sepas hacer esto de forma
cronológica, puedes empezar a jugar con la estructura y
cambiar el orden en el que explicas los acontecimientos para jugar con la
tensión y la emoción del lector.
El ritmo, tono y estilo
En una novela el tono y el estilo deben
ser uniformes. El ritmo puede variar incluso dentro de una misma escena.
Los relatos son un banco de pruebas
ideal para que descubras con qué tono te sientes más cómodo y cuál es tu estilo
porque solo tendrás que mantenerlos lo que dura el relato.
Además, en cada relato tendrás varias
oportunidades para jugar con el ritmo de la narración. Los cambios de ritmo se consiguen con el tipo de frases que
escribes, con la cantidad de verbos, con la longitud de las palabras…
El conflicto
Siempre tiene que haber un conflicto,
todos tus relatos deberán incluir uno. Para que tu personaje supere el
conflicto (o no), deberá dar una serie de pasos (acción-reacción) y podrás
trabajar la construcción del conflicto en cada uno de tus relatos.
Si no controlas los
conflictos que pueden explicarse en dos páginas no podrás después poder
escribir conflictos que sostengan una novela.
Detonante
El detonante en un relato es súper
importante. Tendrás que ser hábil para describir la situación inicial del
personaje y la aparición del conflicto. Lo ideal es que la introducción no
ocupe más del 25% del relato.
El segundo acto
Muchas de las novelas y guiones que he
leído como analista, presentan problemas en el segundo acto. Suelen tener
largas presentaciones para acabar desembocando en el desenlace demasiado
pronto. Apenas hay segundo acto. Es en el segundo acto en el que
se desarrolla la acción del relato o de la novela. Y tiene que
estar movido, cómo no, por la relación causa-efecto.
La escena
Aunque en un relato no puedes escribir
tantas escenas como en una novela ni trabajarlas igual, sí que contarás con una
secuencia de escenas y tendrás que aprender a jugar con la estructura de estas
escenas y elegir (de nuevo seleccionar) lo que cuentas y lo que no.
El desenlace
El final en un relato es muy importante.
Solemos esperar que nos sorprendan (puntos de giro final) o que sean acordes al
tema (en el caso de cuentos infantiles, los finales tienen moraleja).
Para mejorar tu forma
de escribir desenlaces, o de encontrar desenlaces, puedes jugar con un mismo
relato y distintos finales. O explicarlo
de forma diferente para ver qué tiene más efecto.
De nuevo, el relato es un banco de
pruebas para que cambies elementos y lo escribas de nuevo buscando efectos
diferentes.
Puntos de giro
Es cierto que el relato al ser corto no
permite demasiados, pero siempre debes usar alguno, ni que sea en el desenlace.
Con los relatos puedes
aprender cómo sorprender a tu lector y llevar la historia a un escenario que el
lector no había previsto.
Una prueba que puedes hacer con un
relato es cambiar un punto de giro y , por lo tanto, la historia a partir de
ese momento. Puede que cambie hasta el final.
Hacer este tipo de pruebas te ayudará
para entender cómo funcionan e influyen todos estos elementos.
No hay nada mejor que la práctica para
manejar cualquier herramienta. Escribir no es una herramienta
peligrosa, así que puedes practicar en casa sin miedo a hacerte daño.
Cuidado, porque llega un momento en el
que por ti mismo es muy difícil seguir mejorando, necesitarás personas que te
lean, que sean capaces de explicarte en qué te equivocas o cómo mejorar. Y
estudiar. Dar cursos de escritura te ayudará a poder obtener más rendimiento de
las herramientas que usas. Todos sabemos usar una hoja de cálculo, pero
¿obtenemos el máximo provecho? Un buen día en el trabajo te obligan a hacer un
curso de excel y te das cuenta de que no, que todavía te quedaba mucho por aprender,
que había una parte que no la estabas aprovechando. Pues en la escritura es lo mismo, aunque ya escribas y lo hagas
bien, no dejes de formarte, siempre descubres algo nuevo que puede suponer una
mejora en tu forma de escribir.
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