viernes, 12 de octubre de 2018

TECNICAS NARRATIVAS I

La prolepsis




La prolepsis es un recurso narrativo que consiste en interrumpir la línea temporal de la narración para darle a conocer al lector un hecho del futuro.

Veamos un ejemplo. En el inicio de la novela Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, el narrador anticipa qué le sucederá a uno de los personajes:

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas claras y diáfanas que se precipitaba por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. [...]

Vemos cómo el narrador salta al futuro para explicar dónde estará el personaje años después, y en qué pensará estando allí, y luego regresa al momento en que, de niño, vivía con su padre.

Más adelante, todavía en el primer capítulo de esta novela, encontramos otra prolepsis, muy corta:

Melquíades [...] era un hombre lúgubre, envuelto en un aura triste, con una mirada asiática que parecía conocer el otro lado de las cosas. Usaba un sombrero grande y negro, como las alas extendidas de un cuervo, y un chaleco de terciopelo patinado por el verdín de los siglos. Pero a pesar de su inmensa sabiduría y de su ámbito misterioso, tenía un peso humano, una condición terrestre que lo mantenía enredado en los minúsculos problemas de la vida cotidiana. Se quejaba de dolencias de viejo, sufría por los más insignificantes percances económicos y había dejado de reír desde hacía mucho tiempo, porque el escorbuto le había arrancado los dientes. El sofocante mediodía en que reveló sus secretos, José Arcadio Buendía tuvo la certidumbre de que aquel era el principio de una grande amistad. Los niños se asombraron con sus relatos fantásticos. Aureliano, que no tenía entonces más de cinco años, había de recordarlo por el resto de su vida como lo vio aquella tarde, sentado contra la claridad metálica y reverberante de la ventana, alumbrando con su profunda voz de órgano los territorios más oscuros de la imaginación [...]

Es importante fijarse en cómo el autor se ha preocupado de dejar claro cómo la narración pasa a referirse a un tiempo futuro, tanto en el primer ejemplo:

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a [...]

... como en el segundo:

Aureliano [...] había de recordarlo por el resto de su vida como lo vio aquella tarde, sentado contra la claridad metálica [...]

Igualmente, el autor se ha preocupado de dejar claro el regreso al momento anterior al salto:

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a [...]

Lo mismo en el segundo ejemplo:

Aureliano [...] había de recordarlo por el resto de su vida como lo vio aquella tarde, sentado contra la claridad metálica [...]

Si no lo hacemos así, el lector podría perder el hilo de la narración.

Una prolepsis puede usarse para generar expectativa, como hizo Gabriel García Márquez en el primer ejemplo, o simplemente para dar una cierta información adicional que venga al caso, como hizo en el segundo.

Hay que tener en cuenta que sólo podremos usar una prolepsis cuando la narración sea ulterior, esto es, el narrador esté situado en el futuro, explicando la historia con los verbos en pasado. Siempre el punto de vista condiciona la narración. 

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